Hace algún tiempo empezó a perseguirme una frase muy sabia del famoso filósofo chino Confucio:
„Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida“
Poco después, en mayo de 2015, viajé al Perú para visitar a mi familia. Y fué allí que empecé a reflexionar conscientemente sobre el tema de la vocación y sobre el sentido de la vida. Y es que aquél viaje al Perú fué diferente a cualquier otro viaje del pasado, pues esta vez la casualidad quiso que me encontrara a cada rato con personas que han escogido profesiones que realmente les gusta. Personas que han convertido sus hobbys en su profesión – ¡y que gracias a ello son felices!
En esas 2 semanas me encontré con 2 mujeres (que no se conocen entre ellas) a las que les gusta tanto la repostería que habían abierto su propio negocio de catering. Y ambas tienen verdaderamente mucho éxito ¡porque hacen un excelente trabajo! Y ambas hacen un excelente trabajo ¡porque aman lo que hacen! Poco después encontré a un fisioterapeuta y a una masajista (ambos vinieron a hacerme un tratamiento porque me caí literalmente de una silla y me lastimé tan feo la espalda que apenas si me podía mover). También estas 2 maravillosas personas han escogido su profesión por vocación, ya que a ambos les encanta ayudar a otros a sentirse bien. Y la víspera de mi retorno a Alemania mi hermano y yo nos encontramos en una tienda con un amigo suyo que se dedica a realizar viajes de aventuras a los Andes y a la Selva peruana. ¡Ese muchacho se la pasa viajando constantemente a los lugares más increíbles y no prescindiría nunca más de la libertad que goza gracias a la profesión que ha escogido!
Después de tan sólo 2 semanas de vacaciones me había encontrado con 5 personas que le han sido fieles a su verdadera vocación. Y todos ellos tienen una cosa en común: ¡Son felices! Y eso es exactamente lo que irradian: ¡felicidad y satisfacción!
De pronto empecé a cuestionar la profesión en la que trabajo. ¿Es mi trabajo realmente mi vocación? – me pregunté. Desde hace muchos años trabajo para una agencia de servicios y me dedico al reclutamiento de informáticos y a la atención al cliente. Soy una persona bastante comunicativa por lo cual no puedo negar que sí me gusta mi trabajo. Sobre todo, me motiva mucho cada vez que consigo ayudar a un informático a encontrar un nuevo proyecto y al mismo tiempo satisfacer la demanda de algún cliente.
Sin embargo, lo que realmente me gusta más que ninguna otra cosa – aquello que siempre amé hacer – ¡es escribir! Y ya que trabajo en otra área – ¡pues me dedicaré a escribir en mi tiempo libre!
En realidad, ya desde muy pequeña escribía historias y poesías. Siempre me encantó redactar, combinar las palabras y buscar las mejores expresiones. ¡ESO es lo que más me gusta! No sé si cuando escribo en alemán me sale tan bien como en castellano – seguro que siempre se me escapa uno que otro error de gramática – y es que, aunque llevo ya más de 30 años viviendo en Alemania, el castellano siempre será mi idioma materno, aquél que usé en los primeros 18 años de mi vida. Pero lo que sí sé es que cuando escribo – sea en el idioma que sea – ¡me siento tan feliz y estoy tan en mi elemento, que me olvido del tiempo! A veces me dan las 3 de la mañana, y cada vez que eso me pasa, me sorprendo de cómo ha pasado el tiempo sin darme ni cuenta. Es que es como si estuviera en trance, ya que no puedo dejar de escribir hasta haber terminado el texto en el que estoy trabajando…
Sin embargo, no siempre he escrito. Ha habido épocas en mi vida en las que tuve que priorizar otras cosas, bien sea porque no tenía tiempo o porque tenía otros problemas. Pero supongo que es normal, ya que todavía estaba joven y en búsqueda de la suerte. Pero si me pasaba mucho tiempo sin escribir, empezaba a ponerme nerviosa, como si me sintiera incompleta… En los años 90 – cuando ya vivía en Alemania – retomé mi pasión de antaño y empecé a escribir poesías otra vez. ¡Escribí unas 100 páginas de poesías! En aquél entonces yo soñaba con escribir novelas al estilo de mi autora favorita Isabel Allende. Soñaba incluso con hacerme famosa… Tanto así que hice varios intentos y escribí dos “novelas” cortas, cuyo estilo no estaba nada mal – pero me faltaba la paciencia para ponerles “relleno” y escribirlas más detalladamente. Mis “obras” tenían apenas unas 50 páginas y aunque mi estilo y mis ideas no estaban nada mal, la brevedad de mis “novelas” era decepcionante. Desalentada, abandoné la escritura y preferí concentrarme en “la vida real”, es decir en mi familia, mi trabajo y mis amigos.
¡Pero en el fondo de mi corazón había algo que me hacía falta – y sabía que un buen día volvería a escribir!
A principios de 2014 empecé a escribir mi diario – ¡y lo disfruté tanto que hasta el día de hoy voy escribiendo más de 1000 páginas! Sin embargo, mi diario es más bien una mezcolanza de mis historias de mi vida diaria con las historias de mis antepasados, las cuales estuve investigando durante varios años. Me dediqué a armar muy minuciosamente mi árbol genealógico, sin embargo, lo que más me interesaba no eran tanto los nombres y datos sino más bien las historias de mis antepasados. Saqué la carpeta con todas las informaciones que había ido juntando y me dediqué a escribir las historias de mis padres, abuelos y bisabuelos lo más detalladamente posible. Al cabo de 2 años mi misión estaba cumplida y entonces empecé a escribir mi propia biografía ordenadamente por capítulos – ¡hasta que llegué al presente y se me acabó el material para escribir! Claro que seguí escribiendo mi diario, rellenándolo con mis recetas de cocina y con mis más locas reflexiones. Pero a mediados de 2016 llegó un momento en que me di cuenta de que había empezado a “maltratar” a mi pobre diario rellenando sus páginas con un montón de nimiedades de mi rutina diaria y con las espantosas noticias sobre atentados terroristas y aviones caídos… ¡Y reconocer eso me entristeció sobremanera!
Y de pronto me pregunté: ¿Y ahora qué? ¿Eso fué todo?
Fué entonces que mi hijo se me acercó y me dijo: “Mamá, ¿por qué no haces una página web? A tí que tanto te gusta escribir, cocinar y tomar fotos, que siempre estás escribiendo tus recetas y publicando las fotos de tus platos en el Facebook… ¡Tú podrías reunir todos tus hobbys (escribir, cocinar y tomar fotos) en un blog! Eso hasta lo podrías hacer adicionalmente a tu trabajo, así como has estado escribiendo tu diario y todas las historias de la familia en estos últimos años.”
¡Y cuánta razón tenía mi hijo, qué bien me conoce! ¡Sin embargo rechacé la idea inmediatamente, sin saber ni siquiera por qué! Supongo que el tamaño de semejante proyecto me asustaba, no lo sé – tan sólo pensar en el tiempo que me iba a costar (y el tiempo siempre fué mi peor enemigo) me daba miedo. Mi hijo me dijo que hasta podría ganar dinero con un blog, lo cual me parecía inimaginable, así que rechacé la idea y no quise saber nada más al respecto – al menos por el momento.
Y sin embargo algo nuevo tenía que hacer, algo que correspondiera a mi verdadera vocación, algo en qué ensimismarme y que se pueda hacer en mi tiempo libre. ¡Aún no lo sabía, pero lo que yo necesitaba urgentemente era un nuevo proyecto! ¡Un proyecto que me permitiera… escribir!
De la pura ansiedad, en septiembre de 2016 empecé a deprimirme, lo cual definitivamente no encaja con mi naturaleza alegre y positiva. No sabía lo que me pasaba y empecé a reflexionar y a cuestionarlo todo… Entonces me puse a leer varios libros de autoayuda y motivación esperando encontrar en ellos las respuestas a mis preguntas. Sobre todo, los libros de 2 autores que se dedican a temas de motivación e hipnosis me ayudaron muchísimo (los autores se llaman Alexander Hartmann y Jan Becker, me gustaría recomendar sus libros aquí, pero que yo sepa, no han sido traducidos del alemán al español, lamentablemente). Al parecer, los libros de estos dos autores maravillosos tuvieron el efecto de que la semilla que mi hijo había sembrado unos meses atrás empezara a echar raíces – ¡sin que yo ni cuenta me diera!
Un buen día – el 3 de diciembre de 2016, para ser más exacta – llegó por fin el gran momento en el que supe con certeza qué era lo que quería hacer. Por fin acepté que, aunque me encanta escribir, quizás no he nacido para ser autora de novelas – y al reconocerlo, me abrí por fin para otras alternativas. ¡Y así fué como terminó de madurar la idea de hacer mi propia página web con varios blogs – y en dos idiomas, por supuesto! (¡Mil gracias Ric, hijo mío, por haberme inspirado y animado!)
Desde ese momento ¡me siento viva otra vez! De pronto las ideas empezaron a dar vueltas como parajillos en mi cabeza, concretándose poco a poco el diseño y las categorías de mi página web. Contacté a un diseñador web y le pedí que me elabore la página. Y mientras él se dedicaba a la parte técnica, yo empecé a preparar los contenidos. Ahora mi página web está lista por fin – ¡mas no el trabajo, que apenas ha empezado! Un trabajo que disfruto mucho ya que consiste en preparar regularmente nuevos artículos para compartirlos con mis lectores.
En mi Rincón Culinario voy compartiendo ya desde principios de 2017 mis mejores recetas. Ya en los últimos años había estado apuntando mis recetas y ahora con mi página web, mi colección ha ido aumentando – ¡y con ella la motivación para seguir probando y creando nuevas recetas!
En mi Rincón Literario estoy publicando en cada cierto tiempo tanto mis poesías de antaño como otras nuevas que voy escribiendo de vez en cuando y espero encontrar personas que aún en el siglo 21 sean amantes de la poesía al igual que yo. Además, desde hace no mucho he añadido dos categorías más este rincón, una con relatos y composiciones y la otra con reflexiones filosóficas – de la cual es parte este artículo.
En mi Rincón Fotográfico voy publicando de vez en cuando y dependiendo del tiempo que me sobre, fotos de mis viajes y paseos, pues la fotografía es también – junto a la escritura y la cocina – uno de mis pasatiempos favoritos (algo que mi maridito puede confirmar, ya que siempre tiene que estar esperándome cuando estamos de viaje y yo me quedo parada para captar con mi cámara cada paisaje y cada flor).
Desde que inauguré mi página web y mis blogs, me estoy siendo por fin FIEL a mí misma y me ilusiona mucho cada vez que comparto todo aquello que me gusta con la mayor cantidad de personas posibles.
Pero sobre todo espero inspirar a mis lectores para que también ellos se decidan a hacer aquello que más aman – y si no es posible como trabajo principal, por lo menos como hobby, ¡pues ESE es el sentido de la vida y lo que verdaderamente HACE FELIZ!
Moraleja:
¡Nunca renuncies a tus sueños! Pero tampoco dejes que una idea fija te bloquee cuando se trata de realizarlos. Si no alcanzas tu meta de una forma, ¡considera otras alternativas! A veces es necesario tomar una ruta diferente, aunque sea necesario un pequeño desvío… ¡Todos los caminos conducen a Roma! ¡Lo importante es que te seas fiel, que nunca renuncies a tus sueños ni dejes de hacer lo que realmente te gusta!
Y aquí el artículo en alemán / Und hier der Artikel auf Deutsch: Über Berufung und den Sinn des Lebens
Si te ha gustado este artículo, dale un like por favor y compártelo con tus amigos. ¡Gracias!