Nunca me olvidaré de aquél verano en que mi mamá me “obligó” a pasarme las vacaciones metida en la cocina. Yo era aún una mocosa de unos 14 ó 15 años y la sola idea de pasarme el verano ayudando en la cocina me deprimía. Los veranos anteriores siempre me habían permitido ir a algún curso interesante: Una vez de natación, al año siguiente de guitarra y en otra ocasión de respostería. Y siempre con algún grupo de mi edad con quienes podía divertirme y pasar un buen rato. Sin embargo aquél año cuando le pregunté a mi mamá si podría participar en algún curso de verano otra vez, ella me respondió: “¡Sí, este verano aprenderás a cocinar!” Ahí todavía me pareció interesante la idea, pero ya se imaginarán mi decepción cuando le pregunté “¿dónde?” y ella me respondió “¡en casa!” (Hablando en serio: ¿A qué adolescente le gusta ayudar a su mamá en la cocina?) Y como si no fuera suficiente, ¡todavía se empeñó en que me apuntara todas las recetas aprendidas durante el verano en un cuaderno! Cuando por fin se terminaron las vacaciones, sentí un gran alivio cuando empezó el colegio otra vez y pude guardar aquél cuaderno lleno de las recetas de mi mamá en un cajón.
Al cabo de unos años, cuando yo tenía 18 y me vine con mi mamá a Alemania, ella insistió en que me llevara aquél cuaderno de recetas conmigo. “Lo vas a necesitar”, me dijo, sin lograr convencerme del todo. Una año más tarde seguí mi propio camino y fué entonces cuando tuve que valerme por mí misma por primera vez. Rescaté el cuaderno del fondo de un cajón y empecé a intentar las recetas olvidades, probando a menudo diferentes ingredientes hasta encontrar alternativas adecuadas para los ingredientes peruanos que no conseguía en Alemania. ¡Y fue así como poco a poco fuí descubriendo una pasión por la cocina aún desconocida para mí! Después de todos estos años y ahora que yo también soy madre mi familia aprecia mucho mi habilidad en la cocina. Muchas veces invitamos a nuestros amigos a cenar y ellos siempre elogian mi comida y me piden mis recetas.
Con el tiempo he ido juntando mi propia colección de recetas, las cuales quisiera compartir ahora con mis amigos en el internet. Muchas de las recetas que aquí les presento son peruanas, algunas están basadas en las recetas de mi mamá y adaptadas a mi gusto, otras las aprendí de mis amigos y muchas son de mi propia creación. Algunas recetas son alemanas y de otros países. Mi colección de recetas va creciendo constantemente ya que me gusta probar cosas nuevas e inventar mis propios platos. Y cuando algo me sale especialmente rico, me apunto la receta inmediatamente y poco después lo vuelvo a cocinar. Y por cada plato que me queda sabroso le agradezco a mi mamita que ya está en el cielo por aquél verano y por su talento en la cocina, que tuve la suerte de heredar.
Los peruanos son muy orgullosos cuando se trata de su cocina y sostienen que la cocina peruana es la mejor del mundo. Y como buena peruana puedo confirmar que sin duda alguna tienen toda la razón. Y no sólo porque nací y crecí en el Perú, sino porque efectivamente no conozco otro país que ofrezca una riqueza gastronómica comparable. ¿Sabían que en 2016 el Perú fué denominado el mejor destino culinario del mundo por quinta vez consecutiva por el World Travel Awards? Y como la cocina peruana no es muy conocida en Alemania, quisiera contribuir dando a conocer aquí por lo menos algunas cuantas especialidades de mi país – junto con recetas de diferentes países y de mis propias creaciones, por supuesto.
¡Que disfruten cocinando y buen provecho!
Leer este texto en alemán: Ich koche gerne!